A veces, cuando me preguntan que cómo estoy. No quiero contestar ¿Cuántos son los valientes que, ante esa pregunta, no la cierran con un «Bien»? ¿Cómo sois tan atrevidos para hacer una pregunta tan grande? A veces, yo que soy muy de palabras, sólo quiero enseñarles fotos. Cuando me toca hablar ante terapeutas, psicólogos y psiquiatras, sólo quiero hablar otro lenguaje que no sea el de las palabras. La psicóloga me ha pedido que le entregue mi biografía por escrito. Yo estoy por entregarle un album de fotos. Incluso si pudiera accionar mi garganta, que por mi boca sonara música. Tal vez una música atonal. O un color. Que me digan que me van quitar a mi hija y me la quiten de forma sucia y torticera. Que celebren la separación de algo tan férreo y bello como lo que teníamos construido. Separarnos a mi y a Luz ha sido rallar un diamante. Yo querría poder hablar en negro, en burdeos, en bilis o clínex deshechos. Bailar y expresar con mi cuerpo. Que me pusieran una mano en el pecho y escucharan el grito. Podría a veces responder sólo quitándome la ropa. Y que con eso bastara.