A veces siento como si la existencia fuera diestra y yo una zurda entre todos sus giros, ciclos, rutinas y acontecimientos. Que estoy como moviéndome en un enorme bote de miel comprando en el mercado, subiendo las escaleras del metro, cerrando la puerta de mi hogar a mis espaldas, levantando el nórdico de mi piel aún adormecida. Ese vértigo de ir contra corriente, porque naciste para ir en esa dirección y no hacia otra. La otra es la otra, la dirección hacia la que gira el engranaje del Sistema. A veces atasco el Sistema. Entonces sólo hay entropía, voces, caídas y escupitajos. Luego viene el despecho.

Cómo hacer para seguir nadando hacia un rumbo que no es el mío.

Por qué no nos damos todos la vuelta, todos, vosotros zurdos de la vida, y nos volvemos contrasistema, antisistema, parasistema, anulasistema, silenciasistema. Porque ay, joder, ese ruido. Cuántos de vosotros me escucháis. Por qué me siento tan sola en este engranaje que parece estar construido perfectamente a base de piezas imperfectas ¿Por qué no se para nada? Igual que cuando murió mi abuela ¿Por qué sigue esa rueca?