Modelos: Mi hermana Mónica y yo.

Llevo tres días trabajando los colores de esta foto. Mi hermana no ve bien, quizá por eso no terminaba de ver bien esta foto, por eso he borrado tanto y he vuelto a pintar. Mis ojos dejaron de ser los míos, mi alma se volvió amarilla, como aquel color que clamaba en su infancia cual hoguera de San Juan. El amarillo más largo, ese que nos atraviesa.

Normalmente os presento las fotos muy saturadas, pero esta vez os la presento muy clarita. Las fotos con mi hermana Mónica, quien no me posa con mucha frecuencia, son siempre de colores poco saturados y con mucha claridad. Quizá porque ella la pide. Si no la tiene, saca su bastón blanco, para dar golpes de luz a la oscuridad. Esa oscuridad puede llamarse Noche, esa oscuridad puede llamarse Vida, esa oscuridad puede llamarse Leila.