Este retrato me lo hizo mi hermana Emma  durante la sesión de la foto «Y si no, para desayunar». Confieso que cuando la vi en la cámara pensé que era horrible y lo dejé pasar. Un mes después la veo y no, no me veo tan horrorosa. Esta soy yo, así me ven los que me quieren. Es la Cara B del otro retrato que subí recientemente de Emma. Pequeños instantes de making of que nunca se ven.

Ese día llovió mogollón y Luz estaba lloricosa. Es une niñe verano, amante del calor y la solana y cuando llueve se pone tonti. Yo ya sé que los días de lluvia se pone tonti. Cuando entra en la espiral de llantitos, lo mejor es sacarla fuera. Justo al terminar la sesión de fotos salió un poquito el sol y salí con ella de porteo. Eran los últimos rayos del día y Luz, entre suspiros de drama baby, se me aferró como un monete, apoyando su cabecita en mi pecho. Yo también la abracé. Más adelante, en un charco inmenso, vi reflejado su rostro dormido. Era el campo. No había nadie. Sólo solecito de primavera, gotas de agua golpeando contra la tierra, su respiración acompasada en mi pecho, elle y yo.

La luz que entra por la ventana de esta foto era una llamada. De luz a Luz.