No suelo trabajar con estos colores, pero el lago del Espejo de las hadas, en Bretaña (Francia), lo pedía a gritos. Cuando viajo, una de mis cosas favoritas es hacer turismo de naturaleza y doy gracias infinitas a mi amigo Jota por haberme llevado a lugares mágicos. Este lago está situado en el Val sans retour y tiene este color rojizo debido a la piedra. El valle está rodeado de filones de esquisto rojo, una roca rica en hematita, de ahí esas tonalidades carmesí. Para colmo, durante el camino nos fue siguiendo un petirrojo de ramita en ramita. Señoras, yo vivo para estos momentos de la vida. No pido riquezas en esta vida, sólo poder nadar desnuda en lugares con una energía tan potente como la de este lago. Me había despertado a las 3 de la mañana para salir en un vuelo tempranero y estaba agotada, pero tras esta sesión de fotos, conseguí un chute de energía extra para poder seguir viendo maravillas como esta, donde por supuesto, hice fotos. Gracias a Jota por ayudarme y por ir directo a lo que me hace vibrar. Cuenta la leyenda que en este lago habitaban cinco hadas y que sus aguas le daban la eterna juventud, pero una de ellas se enamoró de un caballero y abandonó el lugar y a sus hermanas, muriendo alejada de su magia. Tristes, las 4 hadas desaparecieron. Yo creo que nunca más se dejaron ver por hombres para estar a salvo.
