Título: Plano galáctico.
Edición disponible en diferentes tamaños.

Yo no hice esta foto. Mientras abrazaba el pequeño cuerpecito de mi beba, que contaba con poco más de 10 minutos, exhausta, le pedí a Guille que fotografiara la placenta. Él me miró con la cara de «¿Seguro que quieres verla?» Pero lo hizo. Y gracias a este gesto, yo pude ver la placenta que había creado en mi vientre. Vamos, que sólo la he visto en fotos. Andrea Peña, mi ginecóloga, se la puso en una mesa, «Mira, así queda más bonita», «Espera, que te la abro». Sólo ella puede hablar así de una placenta No pude fotografiar mi parto, pero sí dirigir y pedir ciertas fotos en la clandestinidad y gracias a ella. Ya sabéis, eso de que vuestro parto es de todos menos vuestro. Hicimos la fotos de la placenta cerrada y, como en esta foto, de la placenta abierta. Es muy gore, lo sé. Pero fue la casita de mi Luz durante 9 meses. De ella sale el cordón umbilical, el único hilo visible que me tuvo a ella unida durante meses, ese conducto que me ayudó a cincelarla para darle vida.

Sobre la placenta, el mapa estelar bajo el que nació Luz, bajo el símbolo de cáncer… aunque mi tío que es astrónomo, dice que esto de los signo zodiacales va un poco descoordinado, y que en realidad, nació bajo la constelación de géminis.

Sé que, a pesar de que en estos momentos hay miles de mujeres pariendo, hay personas que en la vida han visto una placenta. Quisiera recordar que una vez estuvisteis dentro de una placenta. Y que esa placenta fue el comodísimo lecho que os unió a vuestra madre. Y que probablemente era un lugar tan confortable, que muchos ni queríais salir. Incluso viendo lo que es la vida, la placenta es el lugar en el que habríais querido permanecer para siempre: calentitos, flotando, alimentados y, probablemente, infinitamente amados.