Esta foto es un oasis en medio del pánico y la ansiedad. En ella me siento plena y gozosa. Tengo lo que deseo y disfruto de alguien y algo bueno que me está pasando… porque sí, las personas también me pasan, como en los cuentos. Y cuerpo y mente se entregaban a la belleza del instante y el entorno. Un amor me empuja al cielo y yo elevo los pies a las nubes como se elevan los muertos. Columpiarme era como trascender. Mis ojos se perdían en el frío y la bruma, el frescor del bosque me abrazaba todos los sentidos. Y pensé quiería vivir allí para siempre, los pies descalzos, sus manos cálidas en la espalda como quien hinca y enclava alas a quien no las tiene «¿Escuchas los cuervos, lo listos que son? ¿Ves las águilas que se cortejan sobre las montañas? ¿Y el camino de luciérnagas de ayer, en mitad de la noche?» Me habría tirado horas en ese columpio. Me habría tirado de ese columpio. Cuando sintiera que ya no había hongos en mis pechos, carcoma en la garganta, osmio en los pies, iridio en cada ventrículo.