Modelo: Obi Feuervogel.
Esta es una foto que había dado por perdida. Puede parecer anómalo en mí, que vivo en la inopia, pero rara vez pierdo algo de mi equipo. Perdí una tarjeta con fotos de Berlín y no sabéis qué disgusto tenía encima. Tras desistir a encontrarla, apareció meses después en el cuarto de trabajo de Guille, acunada en una enorme pelusa.
Me parece tan casual que, editando esta foto, Berlín llore… No sé cómo compensar el mundo, cómo equilibrarlo, cómo liberarlo de sus ruinas. Supongo que construyendo con ellas, recogiendo todos sus pedazos para crear pequeñas luces. Obi me enseñó con todo su cariño este hospital de niños abandonado en Weißensee, del cual disfruté muchísimo. Sentí su silencio, cómo la vida sigue latiendo entre cascotes, cómo la luz y las plantas se cuelan entre lo más roto para seguir destilando verdes y blancos, aire y caricias, sobre la muerte en blanco.