Esta foto fue realizada en un momento locura del taller en Castellón (Vila-real). No me decidía a posar, pero al final me entró esa adrenalina tan característica que me nace cuando quiero hacer una foto y quise trabajar cuerpo con cuerpo con Mar, la modelo, que se lo curró como la que más. En cierto modo quiero dedicarle esta foto, porque sentí una especie de conexión con ella muy especial. Hablando en el tren nos reconocimos en varios paralelismos y circunstancias vitales. Durante el taller fueron miradas, reciprocidad, complicidad. Y eso es impagable.

Quiero que nos imaginéis en unas aguas tranquilas. O en un cosmos, formando una cruz. La cruz es uno de los símbolos humanos más antiguos, desde Egipto, Knossos, Creta o China. Entiendo la cruz como un símbolo espiritual. Entiendo la cruz como unas líneas que conforman los cuatro signos cardinales. La entiendo como un 10 (X), la nota aspirada. Quiero transmitiros expasión, la unión de los conceptos de la Divinidad y el Mundo. Esta foto es un Todo compuesto por dos cuerpos de mujer. Gracias Mar, Gracias Sezer, por entregarte, en todos los aspectos. Aquí, en este universo construido, no tenemos edad: somos primitivas.