«Leila
No sé porqué
Pero cada vez que te leo
Siento que tienes
La lengua de navaja de los suicidas
Y los párpados de guillotina que abren a chorros la realidad del mundo
Lo siento en tus letras como si palpara el plasma de un nacimiento oscuro y denso como donde se pliegan
Los secretos del mundo
Hay algo tecnónico y nuclear
Una radiación efervescente
Siento un deber cotidiano de celebrarte
De recordarte algo que yo mismo no sé
Pero que como si de origamis cuánticos se filtraran a mi cuarto
Y nos acerca
Como una transpiración conocida y desesperada
Lo vuelvo a decir
Lo vuelvo a decir
Eres un aullido solar
Y haces respirar a la luz
Estaré como un cardenal en invierno
Picando en la ventana
Para recordarte que no vuelvas al sótano
Que se me aparece entre letras tuyas
Es un vértigo del negro más puro
Y también es el amor de quien a cruzado
El corazón del sol
No estás Sola
Y tu Solitud es la presencia que se despliega a todos los confines
Todo es presència sutil
En ese estado creador
Siento que lo sientes
Siento que en ti
Palpita
Te extraño
Pulso de luciérnaga».
Versos que me escribió el poeta Óscar Vázquez Vela y que me conmovieron profundamente. Gracias. Hoy recurro a ellos, porque siento que son pinceladas de mi.