Copias disponibles en diferentes tamaños en www.leilaamat.com

los seguidores de otros países, otras zonas de España y otras generaciones: «Cascarón de huevo» era una expresión que se utilizaba mucho en el Sur cuando yo era pequeña. Son aquellos niños que por determinadas circunstancias (edad, enfermedad…) están libres y no la pueden «quedar». Se utiliza cuando en un grupo alguien esta exento de las reglas del juego o del castigo del mismo, ya que, por H o por B, es más probable que pierda o debe ser integrado pero sin que recaiga ningún daño sobre él. Cascarón de huevo suele ser el más pequeño, el más vulnerable, en especial en juegos como el pillar, el matar (qué nombres le dábamos a los juegos antes), etc en los que se requieren fuerza, astucia o velocidad. Es decir, que si al cascarón de huevo le dan con la pelota en el juego del matar, el niño no es eliminado, sino que sigue jugando. Pero claro, tampoco gana. En este punto deseo estar yo. Me pido ser cascarón de huevo en el juego de la vida. Porque tengo tantos balonazos en la cara que tengo desfigurada el alma.

Esta fotografía la descarté hace tiempo. Hice una sesión con dos nidos de pájaros que ya habían criado, pero no me salió todo lo bien que quise. Me dio además la impresión que el que sostenía en el vientre era la prolongación del vello púbico, cosas que me desagradó. Pero ahora me da igual. El vello es bello. La idea de una mata de vello, nido y asentamiento de pájaros. Los huevos se abrieron, los pájaros alzaron sus picos hambrientos al aire, volaron. Ya sólo quedaban los cascarones.