Últimamente estoy más delicada y blandita. Y quizá es ahora cuando me he dado cuenta de que soy hipersensible y que eso la sociedad, no sólo no lo entiende, si no que le da igual. Si estoy ante una pareja que discute, aunque sea de broma y desde la confianza, se me encienden todas las alarmas y deseo que paren. El otro día me invitaron por la noche a un pueblo de Sevilla, a un bar roquero, y mi primera preocupación fue «¿Y dónde duermo? Porque a esas horas no puedo volver a mi casa» (el transporte público en Sevilla tiene muchas carencias). No sé cómo explicar que ahora, antes de dormir, me quito pantallas, pongo la casa con velas o lámparas de luz tenue, me ducho, masajeo mi cuerpo con palabras y pensamientos de agradecimiento y que seguidamente medito de media hora a tres cuartos de hora. Por supuesto, nada de luces y los tapones metidos hasta el tímpano. Al principio me da vergüenza admitir que necesito ciertas rutinas diarias para cuidar de mi salud mental y emocional.

Si discuto con mi pareja, puede que la discusión sea una tontería. Pero a estas alturas ya llueve sobre mojado. También me he negado a ver películas de mucho miedo o series de violencia extrema y explícita. Así que termino somatizando cualquier cosa mala que me pase en bronquilitis, faringitis, candidiasis, infecciones de orina, eccemas, conjuntivitis, tensión muscular, dolores de espalda, afonías, fiebre. Y no sigo. Me gustaría ir con un cartel en la frente en el que rezara que soy altamente sensible, que me traten como a una flor, una pluma, una la cáscara de un huevo, una copa de vino finísima o un globo demasiado inflado. Tengo la mecha muy corta y la susceptibilidad muy larga.

Ayer nos enteramos que una nueva demanda de mi ex ha sido frenada por los juzgados. Miraba a mi madre con alivio y ella decía «Estoy contenta, pero no me sale expresar la emoción de alegría, no soy capaz…». Y se sentó en el sofá. Le di la mano, le dije que la quería, que nos relajáramos. Y nos preparábamos para recibir otra nueva demanda. Y así resistiendo contra viento y marea 2 años y 7 meses. Perdonad que me encapsule en mi familia, en Sevilla, en meditaciones, en paseos nocturnos, en fotografías con amigas, en sus sofás con una copa o en silencio.

Gracias a Sonia Señorans por sugerir este encuadro horizontal. Me gusta más que el vertical que propuse yo en un inicio.