Modelos: Charo Guijarro y la servidora.

Si hay algo que me está ayudando a vivir es el agradecimiento. Recuerdo una lectura de tarot muy dura en la que una consultante me preguntó si le quedaban más operaciones por delante. Lo que yo vi fue una burrada y lo único que me salió balbucear fue «Pero chiquilla, ¿qué te ha pasado?». Me preguntó que si veía muchas. Yo le dije que no sabía qué había pasado ahí, pero que le quedaban años de lucha por los quirófanos. A esta mujer, de cachondeo con un amigo, le había pasado un trailer por encima, sufriendo amputaciones de brazo y pierna, entre muchas cosas. Esto pasó hace como año y medio, pero desde aquella noche salgo de la ducha y me doy aceite por todo mi cuerpo, le doy las gracias por funcionar bien y cumplir su función. En las lecturas además de ver, siento cosas, canalizo a les demás y sentí tanto dolor, que inicié este ritual diario con mi cuerpo. Veo tanto sufrimiento en el mundo, que agradezco ya casi cualquier nimiedad. O lo aparentemente nimio. Entro en casa, apoyo la mano en sus paredes y le doy las gracias por cobijarme, le digo que si algún día no estoy, que proteja a todas las mujeres que entren ahí. Al sacar a las perritas suelo descalzarme y poner los pies en la hierba, agradeciendo tener un parque en frente de casa para que corran y la líen. El día en que Charo me llamó para posar en su taller me sentí plena. La admiro mucho y sentí que con 36 años podía seguir ejerciendo una de mis pasiones, que es el posado. Es bastante turbio el tema, pero desde la veintena no me llaman. Y mucho menos desde que fui madre y me cambió el cuerpo. El día del taller llegué con ansiedad por temas personales, pero lo di todo y me sentí como una divina, en mi salsa. Gracias, Charo, por esta nueva forma de hacerme sentir mi cuerpo, de gozarlo, de darle un valor y de quererlo. Porque con la cámara se mima, se acaricia y se da candor. También gracias por darme refugio con esta imagen que hicimos a última hora, he disfrutado mucho editándola. Hay fotografías que son un alivio y lo mismo que hay personas vitamina, hay personas balsámicas.