Modelo: Sonia Señorans.

Sonia sentía empatía con la Virgen desde un vínculo muy humano: ella bien sabía lo que era perder un hijo. Sentía empatía por el hijo porque ella bien sabía de cruces, lanzas y estigmas. En sus peores momentos susurraba a las vírgenes como si fueran un escarabajo de la buena suerte. No es que comulgara especialmente con las ideas de la Iglesia, pero siempre estaba el por si acaso, esa línea fina que separa la religión, de la superstición y la espiritualidad. La Virgen del Perpetuo Socorro era una virgen mariana que la había acompañado desde niña. No sabía si el socorro era perpetuo por un amparo continuo o si el socorro se perpetuaba porque la vida no para. El peligro como una constante vital y la piedad que le falta a la vida, le sobraba a Nuestra Señora.