Hoy canta el viento. Me miro al espejo desnuda, el rostro virado hacia la ventana, las mejillas nevadas de luz y las palabras atrapadas en el vientre. Silencio. Tengo que guardarlo porque estoy narrándome por dentro una historia de huesos, piel y entrañas, el cuento de un retal de vida que me observa por dentro. Ayer le canté esta fotografía dedicada a la enorme curiosidad y fascinación que me inspira la ausencia de fronteras entre los géneros, la confusión maravillosa que me inspira esa especie de construcción cultural e histórica de los sexos y las fuerzas sociales que los atraviesan para dotarlos de nuevos sentidos.