El otro día un chico se levantó rápidamente y me ofreció un sitio en el metro. Es cuando me di cuenta de que lo mismo ya va siendo hora de decirlo, pues también lo necesitaba para poder seguir autorretratándome y esta tripilla delatora ya no se puede ocultar mucho más.  Quiero elaborar fotografías que giren en torno a lo que estamos esperando: un torrente enorme de Luz. Luz, Luz, Luz. Te esperamos tanto… Llevo trabajando y amasando la luz tantos años, que sentirla ahora en el vientre me parece un regalo de la vida, del amore y el cosmos entero.

Guille y yo llevamos cinco meses esperando una criaturita, con toda la espectación, ilusión y miedos que ello conlleva. También ha sido un embarazo durísimo durante los cuatro primeros meses, pero aún así he conseguido cumplir con todos mis objetivos profesionales y pienso seguir haciéndolo. Cuando nací, mi padre escribió un poema jugando con el significado de mi nombre: «Leila, tu noche, ya tiene día». Pero no ha sido hasta 30 años después cuando he sentido que estoy germinando un precioso amanecer en las entrañas. Gracias, Guille, gracias, Vida, gracias, Luz.