Comunicado que publiqué el 27 de mayo del 2019, recién salida del hospital:

Llevo varios minutos en el Word intentando buscar las palabras concisas y correctas para transmitir lo que me ha pasado. Lo intento. A mediados de abril sufrí un intento autolítico como consecuencia del Trastorno Límite de la Personalidad que padezco prácticamente desde la cuna. Pero esta vez salió muy mal. Jamás pensé que pudieras quedarte a medio camino o mal para siempre, si se sale de la cagada hecha. Estuve 16 días en la UCI de la Jiménez Díaz, debatiéndome entre la vida y la muerte. No quiero dar detalles, pero las transfusiones de sangre y la diálisis han sido clave en todo este proceso de supervivencia. Me salvó la vida un médico corso, un año mayor que yo, que se llama Denis Clement, junto a su equipo. Junto a mi madre (las madres…) fue el único que se dio cuenta de que me iba a morir. Me encantaría contactar con él, pero estaba en una especie de prácticas allí y ya no sé cómo darle las GRACIAS. Tampoco sé cómo dar las gracias a todos los que han estado ahí. A mi familia, a las decenas de amigos que se presentaron en la Jiménez Díaz en un intento de poder verme. Hubo incluso quienes tuvieron un pálpito y llamaron a todos los hospitales de Madrid buscándome, pues no pudieron contactar con mi grupo de amigos o Guille. Sólo pudo entrar mi gran amigo Alí, aunque yo no recuerdo nada, me susurró algo bello al oído y soñé con él y nuestras pozas de agua en Guara. Dar las gracias me parece trivial, como una fórmula demasiado sobada. Puedo daros mi corazón. Mi corazón a mi familia, mi corazón a mis amigos, mi corazón a todos los que me habéis echado en falta y me habéis escrito. También mi corazón y entrañas al personal médico de la UCI de la Fundación Jiménez Díaz, a mis enfermeres, a los ayudantes de enfermería. No han podido ser más humanos, más comprensivos y más buenas personas. Me han cuidado, me han tratado con infinito cariño, intentaron entre cinco salvar mi pelo, no me han juzgado, no me han quitado el ojo, me han tratado con tacto en mis alucinaciones y delirios, me han dado momentos de broma, otros de conversación a las tres de la mañana, cuando creía que me iba a volver loca (el ambiente de la UCI es durísimo). Conversaciones tan bonitas que casi les llamo “amigos”.

Necesito tiempo para sanar. Para perdonarme. Para replantearme mi vida. Seguiré por aquí, pero sólo con mis fotos y los textos con los que siempre las acompaño. Necesito canalizar con fotos y palabras lo que me ha pasado, tratar los sueños del coma inducido. La línea entre la vida y la muerte, que sentí de una forma tan brutal y con muchísimo sufrimiento. Necesito hablar con personas que hayan salido de un coma.

Dejo el activismo, no sé por cuánto tiempo. Necesito paz, tranquilidad, terapia, fisioterapia (mis órganos, mi cuerpo y mi mente, están muy jodidos)… He cancelado todo tipo de evento de aquí a finales de junio y sólo podréis verme como ponente en el Photofestival de Mijas. Haré un esfuerzo por estar allí. También cancelo la venta de obra. Aunque era una buena fuente de ingresos para mí, ahora todo me genera mucho estrés y micropánicos.

Respondo emails en leila.amat@gmail.com Lo hago poco a poco, pero respondo. También a mis Amigos por whatssap. Andaré más por Instagram @leilaamat que me estresa menos y me es menos agresivo que Facebook. Estoy empezando a recibir visitas. Ruego paciencia y comprensión. Yo y mi familia estamos pasando por un momento muy delicado de nuestras vidas.

Veo a mi Luz todos los días.

¿Por qué cuento todo esto? Porque la primera causa de muerte no natural a nivel mundial no debe ser tabú. Porque las enfermedades y trastornos mentales no deben serlo. Y alguien tiene que decirlo y contarlo.

Salud y Amor, República y Resistencia.