Qué falta de respeto al origen del mundo. Mucho he hablado en mis talleres de desnudo sobre este cuadro Gustave Courbet. Siglo y medio después es un cuadro que trae censura y más censura detrás. Y siglo y medio después parece que sólo podemos ver vulvas y vaginas en pinturas e ilustraciones… y en el mundo del porno, por supuesto. Nuestras vulvas pueden ser exibidas sólo como un producto, sólo como consumo, sólo si se les puede sacar rendimiento económico. Pero cuidado como aparezca en una obra artística, en concreto, en Fotografía creativa/de autor. Enfocar y publicar una vulva desde el triángulo frontal ya es un imposible, presentarla desde un contrapicado ya es la perversión absoluta. Y es que aún conozco mujeres/hombres con vulva que abren las piernas frente a un espejo y no se han mirado con detenimiento ni dónde tienen los agujeros. Ni saben cuántos tienen. A esta fotografía le corresponde su texto dentro de la serie «Miserere nobis», pero quería dejar espacio para hablar del tema, pues es la primera vez que poso así, que me autorretrato la vulva desde esta perspectiva. A modo íntimo, como un susurro, sonrojada, la he mirado con detenimiento. Como quien se encuentra frente a lo desconocido, como quien observa a un animal extraño y remoto. En estos últimos años he pasado de odiar mi vulva o mis pezones, a dormir desnuda en verano y gozarlo. Sentir que es un placer abrir todos los poros de mi cuerpo al universo, a las sábanas limpias, a la libertad. Ahora me reto a mí misma y tras más de 17 años fotografiándome desnuda, lo hago por primera vez desde el tabú. Desde la restricciones sociales, pero también desde las retricciones que me he aplicado a mí misma desde que nací del mejor origen del mundo que conozco. La sociedad no me deja, pero quisiera deciros que tras la publicación de esta fotografía me siento un poquito más libre. Liberada del mundo y liberada de mí misma. Me voy en silencio. Dejo a María Olga. María Olga no tiene pelos en la lengua. Sólo, si acaso, se cuela alguno cuando tiene que besar. Entonces dice «Espera». Y con la lengua tan libre como ella, prosigue.