Un encendido y sincero orgullo patrio me ha llevado a realizar esta foto homenaje a los colores de mi bandera. Rojo menstruación, amarillo banda “Crime scene do not cross”, rojo Ferrari. Rojo como los morros que me pinto hasta pa comprar el pan, porque mi bandera es como un beso (robao, pero un beso a fin de cuentas). Mi bandera tiene una raya amarilla cual abeja coloniza… digo, polinizadora, es amarilla cual miel a trasluz, cual Epi, ni Bob esponja lo luce mejor. Aúna el consenso, la igualdad y arropa el bienestar de todos nosotros los españoles (pero sólo de los que lo son mucho). Nos tienen súper contentos, saca lo mejor de nosotros mismos y se echa a los hombros cual abrazo, cual mantita para calentar el cuerpo en invierno, el corazón de verano. Vamos, que no sé por qué hay tanta queja, si es una invitación al candor con reminiscencias al fuego, al otoño, a esa pasión española que nos corre por la sangre, esa que nos dejamos en las brag… digo en el campo de batalla. Pero cuando batallábamos, que lo pasamos fatal descubriendo nuevos mundos que necesitaban muy fuertemente ser descubiertos por nosotros.
En fin, he aquí los colores de bandera calentándome el escudo, ondeándome en las bragas. Hojitas como las que tapaban a Eva, pero varias, que una no me da pa tol coño.
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