Soy la belleza de un naufragio. Las ruinas de un paisaje romántico pintado con el espíritu. Oscilo entre un bodegón y una moribunda. Que dicen que la muerte está fea, pero yo entre que me matan y entre que siempre he sentido fascinación con el otro lado de la laguna Estigia, al final he optado por rondar, como una sirena del infierno, la barca de Caronte. Y todo está bien así. De mayor quiero estudiar tanatopraxia, quiero embalsamar a mis muertas y contemplo la fotografía post-mortem como una buena y sana práctica a rescatar. Y todo está bien así. Cuando os muráis yo quiero comer junto a vuestro cuerpo, sentarme en la tierra que estercoláis, amasar esa tierra con las manos y llevar un poco de vosotros bajo las uñas. Desde ese lugar intermedio, la madre arrulla en la oscuridad a la niña verano desde el bajo astral. Soy la bruja que canta canciones de muerte y amor a su hija de Litha. Devolvédmela. Devolvédmela que por mi laguna, que por mi puerta pasaréis.