Estoy metida en un trabajo enorme de investigación sobre mi historial psiquiátrico. Me está haciendo sufrir muchísimo, pero no puedo parar de rascar, porque es una de las instituciones más turbias que tiene este país, no sabéis la de mierda que estoy descubriendo. De hecho, los últimos terapeutas que han rehusado a tratarme ha sido justamente porque me he negado a colaborar con la psiquiatría. Al final caí y volví a constatar que a mí los ansiolíticos, antipsicóticos y antidepresivos, para una emergencia bien, para lo demás sólo te hacen adicta (en serio, parezco una yonka), te engordan, te estriñen, te generan un trastorno del sueño crónico que hace que cada vez tengas que tomar más y más somníferos, te dan temblores, te dejan la líbido por los suelos, retienes líquidos, te destrozan el hígado, te generan pérdidas de memoria, no te dejan la mente nítida para pensar y así un largo etcétera que te hace llegar a plantearte si tomar toda esta droga legal merece la pena.
De esta forma, estoy desesperada buscando formas alternativas para combatir lo que sea que tenga. De momento los cuidados de mi familia, boxeo, reiki, flores de bach y acupuntura me están manteniendo a flote. La gente se ríe, se burla. Porque todo lo que se sale de lo normativo genera escepticismo y miedo. Pero a mí me funciona. Yo, que me he metido de todo durante 10 años, resulta que he decidido romper con esa dinámica de pastilleo, para buscar caminos alternativos con los que llevar mi trastorno/síndrome/enfermedad o lo que coño tenga, porque todo te lo diagnostican a través de síntomas, no de análisis clínicos ni ninguna prueba científica. Un día te dicen que tienes una cosa y otro día otra. Y un día te dan una pastidroga y otro día te dan otra. Y basta ya. Quiero salir de esta dinámica. Voy a salir de esta dinámica. Occidente no tiene ni idea sobre la mente.
Aquí en esta foto estoy con las señales de la moxibustión que me ha hecho Eva Love, la mujer que me hace acupuntura y que es una sabia, todo un amor. Ha conseguido cosas en mi cuerpo que ni un maldito psiquiatra ha logrado. Y con cariño, tacto, comprensión, empatía y conocimientos. Esta foto se la dedico a ella. Y a todos aquellos que aman las heridas de guerra. Yo esta la pienso ganar.