Peces Koi

Tengo en la boca un pez que busca flotar con el tuyo, dar vueltas tan rápidas entre tus dientes y paladar, que confundan nuestros labios con un banco de peces.

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Últimamente alcanzo una enorme profundidad en el agua, mi cabello como llamaradas negras en mi cabeza. Con los ojos cerrados, extiendo los brazos y las piernas y disfruto rápidamente ese instante en el que oscilo en la nada. Pero floto. Mierda: floto. Y sin embargo, siento mi pecho relleno de piedras.