Esta es mi amiga Miriam Valle. Pensar en ella es ser atravesado por una sensación de paz. Y me pregunto cómo una persona tan compleja, con sus laberintos internos, puede aportar tanto equilibrio interior. Hace tiempo que no la veo y editar esta foto me ha hecho echarla de menos.

Hicimos estas fotos en el río Adaja, alegres, entre risas. Ninfas fotógrafas, ninfas musas, nuestra piel helada por el río nacido en la sierra. Hice un intento de devolver a los que amo al vientre materno, de colocar a mis amigos en el principio, imaginar que en un despertar, todo lo malo, todo lo corregible, todavía es una tarea por prevenir o evitar.