Vapores tras la fragua.
Realizar esta foto fue extraño. Íbamos a hacer una pequeña ruta de senderismo a la sierra (Zarzalejo), con el objetivo de comer en un vegano-vegetariano que hay allí («Coté Café», ya es arriesgar XD). Pero no era mi grupo habitual de amigos y, aunque muy agradables, no pertenecían a mi gremio ni conectaban con mi pasión por la fotografía. Me sentía fuera de contexto. Beth y yo nos parábamos todo el tiempo a hacer fotos, a recoger plantitas para secar… pero nos quedábamos muy atrás del grupo, cuyo objetivo era hacer eso, senderismo. No concibo camino en el que no pueda pararme a hacer una foto. No concibo una vida en la que los que caminen a mi lado, no respeten ese tiempo que necesito para realizar una foto. Me las sé apañar bien con el trípode y el mandito a distancia, pero hay veces que sencillamente no lo llevo porque pesa mucho o porque es muy complejo dado que trabajo desde el agua o porque el horizonte es prácticamente a ras de suelo.
Cuando vi esta bañera en seguida quise meterme dentro y hacer algo, pero cuando lo expresé, nadie quiso posar en el agua de la Sierra (se pué entender) y me miraron en plan «WTF-esta-zumbada-te-vas-a-pillar-cistitis» cuando normalmente, si voy con mis amigues o pareja, es más que EVIDENTE la necesidad vital de hacer una foto ahí. Hubiera sido un crimen no hacerlo. Es más, con mis amigas fotógrafas habría habido hostias por esa bañera en medio de la naturaleza. Gracias a Beth por ayudarme deprisa y corriendo a hacer estas fotos. No sabéis lo bien que me siento tras hacer una foto. Están los antipsicóticos, los antidepresivos, los ansiolíticos… y la Fotografía. El significado de esta foto, me lo guardo para mi. No siempre puedo daros la desnudez de las palabras. Pero os entrego mi mente y mi cuerpo.