Modelo: Sonia Señorans y yo.

De la serie «Miserere nobis».

«Tengo frío». Si tus amores recíprocos tienen frío no hay que saber frotar las manos, no hay que saber frotar bien el cuerpo. La piel con piel, boca con boca, hace sudar. Te paso mi fuego a tu frío, te paso mi sacudida para tu temblor. Para que en el invierno me susurres en un anhelo, «Qué calor». El amor siempre está caliente.

Un beso es un puzzle, un entramado de piezas de carne, fluidos y huesos. Porque los dientes es la única parte del esqueleto que se puede ver y besar. Cada nueva boca, un nuevo puzzle. Hay bocas que sólo tienen que unirse y a la primera sois un volcán activo para arrasar con todo. Mucho cuidado para los que construís y ponéis obstáculos frente a dos personas que forman un volcán activo. Otras que necesitan un tiempo para no golpearse los dientes, para que no entre aire y la saliva no sea ni tuya, ni suya, sino otra que no es de ninguna de las dos. Otra vez son dos piezas que por muchas vueltas que le des, no encajan. En este último caso, retrocede: si tú y otra persona no sois capaces de activar el volcán y sólo te encuentras un muro, no des ni un paso más.

Cuando me piden un beso, es lo más íntimo que me pueden pedir, el escalafón más alto. Es mi caso personal. Al contrario de como se suele hacer, besar yo es lo último que hago, si lo hago. Y si es lo primero que hago, es porque ya te he follado antes con la mirada.

Basium es un beso con los labios. La pregunta en la antesala «¿Se puede entrar?».