Hoy quería salirme un poco de la poesía y literatura para hablar sobre la fetichización de la bisexualidad y el lesbianismo. A ver, hombres cisheteros. Las bisexuales y las lesbianas no estamos para ser una prolongación de vuestras fantasías ni para ser partícipes de cómo (mal)vivís vuestra sexualidad y vuestra forma de amar. Yo, ni una mujer cis o trans que se sienta atraída sexualmente por los hombres, se acerca a un hombre gay y le suelta «Ay, pues ahora que sabemos que a los dos nos gustan las pollas, vamos a hablar de pollas, vamos a montarnos un trío, vamos a mirar a tíos pasear por la calle, mira este vídeo de este jamelgo que tengo en el móvil… ¿y esa??? Mira qué tetazas, madremía». Y etc, etc, etc. Este tipo de conversaciones se pueden dar con una persona de máxima confianza, con quien ya puedes bromear y permitirte soltar picardías y calenturas.
Noto cómo se os ilumina la mirada cuando digo que soy bisexual, como si esto os fuera a beneficiar algo.
Así mismo, estoy tranquila porque estas fotos y estos textos que he realizado con Sonia Señorans, sé que no me van a traer problemas. Porque no son con un hombre. De toda la vida he recibido represalias y opresión por fotografiar a hombres. Aquí entran los celos, arrancamiento de mi hija, control, posesión, lloriqueos, espionaje, cotilleos, burlas o ensalzamiento de lo muy puta que eres… incluso se me han llegado a agarrar depresiones. Pero sólo cuando en mi trabajo aparece una persona leída como hombre. Si es mujer, oigan, qué calladitos están todos. Hasta se han puesto cachondos. Las fotos destilan erotismo, hay una intencionalidad erótica, pero eso no os da pie a venir y decírmelo, como si eso os abriera algún tipo de puerta hacia mi. Porque cuando subo fotos con hombres NINGUNA mujer me ha venido baboseando a preguntar quién es ni ningún hombre homosexual me ha pedido «compartir». Miraos el problema, porque me da mucho por culo. Bueno, no, follar por el culo me gusta. Vuestras reacciones y comentarios me violan la mente, los oídos, el alma y todo mi ser. Y hablo en nombre de muchas lesbianas y bisexuales: No Somos Vuestro Fetiche. Si encima digo que soy pansexual y sapiosexual, llegan otro tipo de comentarios, también para enmarcar. Dejadme en paz ya. Dejadnos en paz.