Si hay algo en lo que no puedo equivocarme, ni mentir, ni perder la perspectiva de la realidad, es en mi trabajo artístico. Toco muchos palos, pero mi arte por excelencia es la Fotografía. Me parieron Madre, Subversiva y Fotógrafa, siempre lo digo. Mi trayectoria fotográfica es impactante. No, no me refiero a su calidad, ni a la técnica, ni a la experiencia. Estas palabras van destinadas a lo que quería transmitir en su momento y que ni yo misma alcanzaba a comprender. «Caperucita, lo nuestro no tiene remedio» es una de las grandes fotos premonitorias que he creado en mi vida. La hice creyendo sepultar «Minerales de sangre», pero no, era un vaticinio en toda regla. Todo empieza con mi «Que no salga la luna», mis «Bodas de sangre», con una capa de terciopelo rojo que arrastraba un metro por el suelo. María fue mi parca del alma. Una foto hecha en el año 2014 me pegó la bofetada en septiembre del 2020 en un montaje en una exposición y hace dos días, en un album impreso, en la que hice un díptico con esa misma fotografía. Es sólo un ejemplo de muchos. Si no me creéis a mi, si yo misma no me creo, por favor, ruego encarecidamente que creáis mi Fotografía. Va sin filtros en su mensaje, emanan del más profundo inconsciente ¿Quién habla a través de mis fotos? Me he preguntado mil veces, cuando el vaticinio llega. 10 años después las miras y te dan la bofetada. Las entiendes en todo el potencial de su mensaje. Sabes por qué la hiciste, sabes que algo te impulsó a hacerla, sabes que eran un aviso futuro o presente. Pero no sólo avisan de cosas negativas, también positivas. Mi hija está vaticinada en varias fotos. Mi fotografía es de una sinceridad y honestidad brutal. Me creo que las pienso, que están premeditadas, pero no: ellas me piensan, ellas me cincelan, ellas me guían. Las palabras, el verbo, es un canal directo de comunicación. La fotografía es lenta. Imaginaos lo más profundo del mar. Las palabras suben a la superficie rápido, energen como un trozo de corcho. La fotografía para mi sube lentamente y flota cuando ya es demasiado tarde. Me encanta el poema de JRJ cuando por fin logra llegar a la esencia pura de la Poesía. Tenerla en sus manos desnuda y pura. Comprende su arte a la perfección, ha pasado todas las fases: ahora la Poesía era su gran aliada. Es un poema sencillo y catártico.

Vino, primero, pura,
vestida de inocencia.
Y la amé como un niño.

Luego se fue vistiendo
de no sé qué ropajes.
Y la fui odiando, sin saberlo.

Llegó a ser una reina,
fastuosa de tesoros…
¡Qué iracundia de yel y sin sentido!

…Mas se fue desnudando.
Y yo le sonreía.

Se quedó con la túnica
de su inocencia antigua.
Creí de nuevo en ella.

Y se quitó la túnica,
y apareció desnuda toda…
¡Oh pasión de mi vida, poesía
desnuda, mía para siempre!

Mi fotografía se está desnudando y estoy empezando a sonreír a su ironía y crudeza. A darle las gracias. «Gracias, cabrona». «Gracias, desgraciá, cómo lo sabías» Y me responde «No, lo sabías tú, pero no me entiendes ni tú». Mi fotografía es una Bestia indomable. Si no me créeis a mi, de verdad, de corazón: creed en mis fotografías. No tengo más Verdad sin túnicas.

Fotografía encuadrada por mi hermana Mónica, un picado complejo con su discapacidad sensorial. Bravo, sistah.