He puesto mucho celo y cuidado a la hora de editar esta fotografía. Sonia no posa para nadie, así que me honra que haya querido ser una de las protagonistas de «Miserere nobis». Los tintes autobiográficos que tiene este proyecto son evidentes, matices entre los que no he podido evitar obviar su salud. Ella tiene en su web https://soniasenorans.blogspot.com/ maravillas, entre las que se encuentra su proyecto «Lo que no ves», en el que expresa lo que es vivir con dos enfermedades raras: Colitis Ulcerosa y Fiebre Mediterránea Familiar. A mí me estremece, porque parece que el sufrimiento que no se ve, no existe. En ese aspecto, ella, toda belleza por fuera y por dentro, padece todos los días un dolor que ya forma parte de su cotidianidad y que le afecta a la misma de una manera brutal. Me di cuenta la primera vez que conviví con ella y no sólo me refiero a su alimentación. Hasta siendo vegana, dieta que sigo desde hace más de una década, viajando desde Islandia hasta Shanghai, cocinar para nosotras me abrió un nuevo mundo. La cocina, por distintos motivos para ambas, es alquimia y más para quienes padecen enfermedades raras, donde por no haber facilidades, no las hay ni económicas. De hecho como tarotista atiendo muchas consultas de pleitos contra la Seguridad social o preocupaciones al no recibir pensiones ante cuestiones de salud física y mental escandalosas. No la he visto en lo peor, pero lo poco que he visto me ha condicionado a la hora de editar esta fotografía. Hay muchos imposibles en la vida de Sofía que matan, muchas formas lastrosas de adaptarse a una realidad que no le corresponde, donde no encaja y que no le hace hueco. Miro también mi vientre, donde tengo tatuada «Justicia Universal» y me pregunto por qué tanto desconsuelo en los buenos. Porque de no ser de personas como ella yo habría perdido toda Fe. Enorme palabra esta.