Modelo: Minerva Romero.
Cuando Moisés nació, un faraón mandó a todas las comadronas matar a todo varón recién nacido hijo de judío. No obstante, la partera de Moisés tenía los huevos muy bien puestos y siguió criterios, no normas. De esta manera, sus padres consiguieron esconderlo 3 meses… pero cuando la situación se hizo insostenible, su madre lo metió en una cesta embadurnada con barro en su interior, y brea en el exterior, para hacerla permeable, y lo dejó sobre las aguas del Nilo. Al ser rescatado, se le puso el nombre de «Moisés», que viene a ser «salvado de las aguas».
Tiene su qué que yo haya querido representar el abandono infantil, muy presente tanto en mitos, fábulas o cuentos, tras justamente haber metido a Minerva en el agua horas antes (ya llegarán esas fotos. Promise). La posición fetal, el estado latente, el ovillo en el que nos sentimos más protegides tras sentirnos en un estado de vulnerabilidad, es un posado que se repite mucho en mi trabajo. Quizá, de alguna manera, me quise proyectar en mi modelo. Pero tras hablar con ella estos días, en esta foto se me representó ella en toda su totalidad, en todo su ser.
Minerva trabaja en una residencia de ancianos y ahora está en cuarentena. Esta es mi forma de mecerla. Esta es mi forma de aplaudirla. No sólo por esto. Es que es una persona fulgente. Y tuve la suerte de converger con ella.
Fotografía realizada durante un Taller en la Sociedad Fotográfica de Gipuzkoa (Gipuzkoako argazkilari elkartea).